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El Ayuntamiento ha encontrado un tesoro enterrado en el subsuelo de Valladolid, (pero no es arqueológico). Consideraciones a propósito del Mercado del Val.


Efectivamente, desde hace ya unos años el Ayuntamiento ha encontrado un verdadero tesoro en el subsuelo de Valladolid y está dispuesto a explotarlo. Pero no nos equivoquemos, no es un tesoro arqueológico de lo que estamos hablando. Son los derechos de edificabilidad para construir aparcamientos subterráneos bajo suelo público.  En estos momentos de gran necesidad económica, cuando a los ayuntamientos les resulta muy difícil cuadrar las cuentas y la subida de impuestos no da para pagar la deuda que actualmente tiene la municipalidad, todavía quedan recursos que es posible explotar: los derechos de edificación en el subsuelo para construir aparcamientos.  Eso se llama especulación del suelo. Crear más derechos de edificación artificialmente no es crear riqueza. Cambiar un número en un documento y cobrar por ello es especulación. Estamos viendo que la crisis económica ha puesto de manifiesto que  muchas administraciones municipales se han financiado con los derechos de edificación, pero esos recursos extraidos de la magia de la edificabilidad la paga finalmente el ciudadano. El nuevo proyecto del Mercado del Val responde a esas características. El nombre del proyecto es “Rehabilitación y Ampliación del Mercado del Val”, pero la verdadera naturaleza de la obra son las cuatro plantas de sótano, tres destinadas a aparcamiento subterráneo. Son esas cuatro plantas las que financiarán gran parte de la operación. La operación es sencilla, el Ayuntamiento otorga los derechos de edificabilidad a una empresa a cambio de que ésta construya el aparcamiento y pague esos derechos al Ayuntamiento. La explotación del aparcamiento durante un número de años no declarado todavía es lo que financiará la obra. La naturaleza de la operación es enteramente criticable. Se trata de extraer dinero de derechos de edificación artificialmente creados en ese área, que ningún plan urbanístico había señalado como necesarios. Es una huida hacia adelante, ajena por completo a todo lo que sea planeamiento, planificación, urbanismo o decisiones racionales. La obra está respondiendo solamente a la falta de recursos económicos de la municipalidad y a la necesidad de tener algo que inaugurar en las próximas elecciones.
El Ayuntamiento ha estado casi siempre dispuesto a utilizar los derechos de edificación para financiarse. Es exactamente eso lo que ha hecho con tantas operaciones en la ciudad. Y es eso lo que ha hecho aumentar los precios de la vivienda y lo que ha contribuido a hundir el mercado. Recordemos el plan para trasladar industrias fuera de la ciudad, otorgando edificabilidad residencial extra a los suelos industriales. La forma de obtener el parque de las Norias siguió el mismo camino. La rehabilitación del Teatro Zorrilla también fue pagada con aumentos de edificabilidad, en el sur de la ciudad. Durante mucho tiempo el Ayuntamiento ha utilizado los derechos de edificación para financiarse. Pero el mercado de la vivienda ya no da más. Está exhausto. Ahí están las últimas subastas de suelo del Ministerio de Defensa.  Pero todavía queda algo del filón aun explotable de los derechos de edificabilidad en el subsuelo para aparcamientos subterráneos en suelo público.
El PGOU de Valladolid actualmente vigente asigna al Mercado del Val la categoría de Sistema General, con la denominación de EQ-49. Es de señalar que no aparece para nada en ese plan la posibilidad de realizar aparcamientos subterráneos o cosas similares, bajo la edificación. Mucho menos invadir la calle con las rampas de acceso que propone el proyecto. ¿Como llega el Ayuntamiento a cambiar de opinión y proponer ahora lo que no era imaginable hace unos pocos años? Muy sencillo: hay empresas en nuestro país especializadas en realizar aparcamientos subterráneos, y éstas tienen un gabinete técnico que busca los lugares donde pueden hacerlos y cuando encuentran uno lo proponen al propietario, sea público o privado. Esa empresa ha visto en el Mercado del Val un proyecto rentable para la empresa y lo ha propuesto al Ayuntamiento. Pero ese proyecto tiene muchos problemas que deberían haber frenado a la municipalidad.
Un problema  importante en este proyecto es que para realizar el aparcamiento hay que desmontar todo el edificio, las estructuras metálicas de la cubierta, demoler y reconstruir sus paredes. Hay que demoler todo el Mercado del Val  y volver a reconstruirlo entero. Eso es ilegal, porque el Mercado del Val está catalogado.  Es una amenaza para la integridad del edificio. Ya que el mercado “rehabilitado” no volverá a ser el mismo, pues se demolerá y se reconstruirá enteramente. ¿Por qué no llamamos a las cosas por su nombre? ¿Cómo es posible titular a este proyecto como rehabilitación cuando van a tirarlo y reconstruirlo por completo? Además se transformará radicalmente con la construcción de la rampa de subida de los coches y la creación de una entreplanta, que no existía en el proyecto original. Por otro lado, la demolición y reconstrucción del Mercado del Val representa un coste económico importante.
Otro problema es la amenaza de la desaparición de un uso comercial  que está siendo utilizado por los residentes del centro. Ese evidente la decadencia a la que se está sometiendo el centro de la ciudad. Esa decadencia la estamos viendo en la dramática desaparición del comercio tradicional, en la pérdida de calidad de vida para los residentes. La colocación en la periferia de grandes superficies comerciales, Carrefour, IKEA, El Corte Inglés, está machacando el mercado tradicional del centro. Y ahora es el propio Ayuntamiento quien arremete contra el elemento más singular y de más utilidad del centro histórico.
Otro problema es que es sabido que el subsuelo tiene también otros valiosos elementos, los restos arqueológicos con valor patrimonial, que a veces representan un freno a la construcción de aparcamientos subterráneos.  Recordemos que en el caso del Aparcamiento de la Plaza de Zorrilla el Ayuntamiento se saltó a las bravas su obligación de conservar los restos arqueológicos, y finalmente recibió un tirón de orejas (uno de tantos) de la Justicia por incumplir sus obligaciones y hacer las cosas rematadamente mal. En el caso del Mercado del Val el Ayuntamiento está lanzando un proyecto sin considerar la existencia de la bóveda del Esgueva, que se encuentra bajo el Mercado. Esa bóveda debe ser respetada y sería conveniente que el Ayuntamiento, antes de convocar el concurso de obra y firmar contratos con constructoras para la realización del mercado, realizara antes una prospección arqueológica que permitiera saber qué es lo que se encuentra bajo el subsuelo del mercado en la actualidad. No fuera a pasar lo de otras veces, la política de los hechos consumados que luego son tan difíciles de dar la vuelta. Y especialmente si tenemos en cuenta que la institución que debe frenar el desaguisado del Ayuntamiento es la Comisión de Cultura de la Junta de Castilla y León. Ese organismo que se comporta siempre de forma tan blanda (y considerada) con quien fue su Consejero (aunque éste sea tan poco respetuoso con la Cultura).
Otro problema son las corrientes de agua subterránea. Cuando se construyó el Aparcamiento de la Plaza Zorrilla se produjeron inundaciones en los sótanos de los inmuebles de la calle Miguel Iscar el invierno posterior a su inauguración. Muchas calefacciones de los inmuebles de esa calle dejaron de funcionar al estar anegadas las salas de calderas.  Al año siguiente el Ayuntamiento abordó una importante obra de canalización de las aguas subterráneas en Miguel Iscar, a costa de erario público. El subsuelo tiene sus propias leyes y si no se hace un estudio previo luego es muy difícil hacer recaer esos costes en las empresas privadas, ya que los contratos no contemplan esos imprevistos.
Por último hay que comentar el intento de privatizar el mercado a través de nuevas fórmulas de gestión, entregando su gestión a una sociedad limitada, que se haga cargo de forma privada del Mercado. Nadie puede pensar que será lo mismo en manos privadas. El Ayuntamiento ve solo en el Mercado del Val un gasto, y se lo quiere quitar de encima, y sin embargo es un equipamiento comercial de gran importancia  en estos momentos en los que el pequeño comercio está desapareciendo en el centro.
El Ayuntamiento sigue utilizando una vez más las mismas fórmulas de gestión que nos han llevado al desastre. Sigue contando con la varita mágica de los derechos de edificabilidad artificiales para financiarse. Desprecia los valores patrimoniales del lugar. Incumple su propia normativa urbanística alegremente, como si los políticos al mando de la municipalidad pertenecieran a un grupo radical antisistema. El Ayuntamiento debe reflexionar y entender que la crisis ha puesto de manifiesto el dislate de las políticas especulativas que han dominado el panorama español (y también el vallisoletano) hasta ahora. El mercado de la vivienda tiene un límite y ya le hemos sobrepasado. Estamos ya en una nueva época y hay que buscar nuevos caminos.
El Mercado del Val es un patrimonio arquitectónico único (el último de los tres mercados que hubo en Valladolid) y es un equipamiento público de gran valor en la ciudad. Fue construido entre 1878 y 1882 y fue restaurado en los años 80 del siglo XX. Es una pieza urbana que hay que reforzar y cualquier mejora que se plantee será bien recibida. Su tratamiento debe ser realizado de forma sensata, cuidadosa, conservando el monumento y atendiendo a las necesidades de la población residente. Es un grave problema que en tiempos de crisis y escasez nos dediquemos a realizar obras faraónicas, destructivas con el patrimonio y pagadas a través de procesos especulativos, sencillamente porque hay que presentarse a las próximas elecciones con obra inaugurable.

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