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La caseta de turismo de la plaza de Fuente Dorada de Valladolid

Parece mentira que una ciudad que dice poner tanto empeño en atraer turistas tenga una oficina de turismo tan deslucida para informar a los esporádicos y voluntariosos visitantes que pasan por Valladolid. La edificación de la foto ofrece una imagen extraña. Esta caseta obedece a varias etapas, que se aprecian claramente en su materialidad. Todo indica que primero se pensaron los perfiles de aluminio, que forman el volumen con las paredes y la coronación de la caja. La plataforma del acceso con su rampa nos lleva a una segunda etapa donde aparece la chapa estriada, que nos remite a la fabricación de coches. La pieza nos recuerda los antiguos pavimentos de los autobuses realizados con ese material. El acceso muestra la técnica del que dobla la chapa de aluminio, como quien hace un dobladillo, mostrando su pericia y su aprecio por el material.  Sobre ese soporte de aluminio, cristales y paneles opacos luce ahora el escudo de la ciudad de Valladolid, la “i” de información y la dirección de la página web del Ayuntamiento de Valladolid. Más tarde alguien tuvo la idea de colocar carteles, avisos, notificaciones, que vienen a añadir caos a la anarquía.

En esta caseta solo los materiales tomados separadamente son nobles. Son inadecuados los letreros, los colores no combinan entre sí. La puerta de entrada es similar a las que tenían las cocinas para salir al tendedero hace más de cuarenta años. Los soportes forman un pórtico que no ofrece protección y que solo sirve para colocar el sombrero de la entrada donde luce la “i”.  

La colocación de la caseta en la plaza es también muy poco afortunada. Es evidente que quien la colocó allí tomó el pavimento como guía, despreciando otros referentes, como la línea que sugiere la barandilla, a la que arrincona. Hay un pensamiento mezquino en la colocación de esa pieza en el espacio público, como si fuera consciente de su carácter intempestivo, como si se avergonzara de su presencia en ese ámbito histórico, marcado por las columnas seculares de granito.

El turista que se acerque a esa oficina en busca de información recibirá los primeros datos de la ciudad que ha venido a visitar del artefacto de la oficina de turismo y se sorprenderá por la edificación elegida.

La pandemia del Coronavirus y la ausencia obligada de turistas durante estos meses es una buena oportunidad para retirar este trasto y sustituirlo por algo que tenga más cariño por el lugar y más respeto por los turistas.

José Luis Sainz Guerra

 

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